Descubierto el escándalo sanitario, a través de ciertos profesionales médicos y cirujanos, a la sazón jefes de Servicio, en conversaciones con el director gerente del Complejo Hospitalario General de Valladolid, Blas Benítez, alcohólico, cínico y drogadicto, que pacientemente escuchaba, pero ser capaz de lograr las peticiones solicitadas, bajo unos diálogos hipócritas y quejumbrosos, versados sobre irregularidades que observaban, ancladas en el tiempo, se hacen eco del ambiente que se respiraba en los años noventa, sin intentar mejorar las condiciones laborales de una Sanidad expansiva, con unos trabajadores sanitarios mimados por los sindicatos, con unos políticos mezquinos.
Eduardo es encargado de investigar las muertes de los directores gerentes de los Hospitales Monográficos de Cirugía Ortopédica de León, Salamanca y Valladolid.
Y sigue la pista de un clan narcotraficante, cuya droga se había distribuido en el interior de un material quirúrgico hasta llegar al Complejo Hospitalario General
de Valladolid, y que conduce hasta Côte dIvoire.
Hugo, invisible para la sociedad, siempre a las órdenes de un régimen sumido en una política de alcantarillado, cuyos derroteros se extienden por Holland.
Alain, amigo de Eduardo, que actúa, tanto de diplomático como de agente del servicio secreto francés. Toda una época de transformación, de reivindicaciones, de revolución sexual, de pérdida de valores.
