En el número doce de esa pequeña calle (Tres tazas), pobre y estrecha, se levanta una casa unifamiliar de piedra.
En ella dormita Dora, mujer madura cuyos encantos no han desaparecido con la edad. La mujer pretende librarse de Tiquio, su marido, y seguir engañándole con el fin de terminar sus estudios. Hace frío, mucho frío, en la pequeña ciudad amurallada de Ávila donde Dora, casualmente, iniciará una amistad con un depauperado profesor traumatizado y solo.
Ambos se encerrarán en una cárcel abandonada para poder hacer realidad un sueño