Es la crónica de un viaje a la capital francesa que el autor hiciera junto a su familia durante el verano de 2006. Pese a la breve extensión del relato, en sus páginas se dan cita los ingredientes más reconocibles de la escritura de Paco López Mengual: su habitual estilo fresco y espontáneo, su fina ironía y un chispeante sentido del humor que, en su medida justa, sazona sabiamente la obra, impidiendo que el lector pueda borrar de su rostro en momento alguno la permanente sonrisa cómplice.