En Transido de distancia, Xavier Escribano, trata de poner en palabras pequeños atisbos del misterio de vivir, el anhelo irreprimible de una presencia jamás alcanzada, la ironía y el humor que despierta la aguda conciencia de nuestra finitud. Con melancólica y, a la vez, luminosa cadencia, estos versos de ritmo ajustado -como se lee en el mismo proemio-quieren Decir, quizás gritar, lo que hemos comprendido del misterio, antes de morir. Transmitirlo secretamente mientras tomamos un café, escribirlo en una libreta paciente, convertirlo en poema, o bien cantarlo.