El carácter narrativo de Teresa, su pretexto argumental, es algo más que una colección de poemas. Las Rimas vienen envueltas por un ficticio aparato crítico a cargo del propio Unamuno, quien se convierte en el presentador, editor y anotador del texto. Rafael, un joven provinciano, supuesto autor de las Rimas, entra en relación epistolar con el famoso escritor don Miguel de Unamuno. Entre ambos parece entablarse rápidamente una relación de confianza. El experimentado don Miguel le sugiere lecturas y le remite versos propios a cambio de los que de él recibe. Con el tiempo comienzan a compartir inquietudes, gustos literarios, y se advierte cierta afinidad de caracteres. Teresa es un texto de crítica a la labor crítica, un alegato a favor de la poesía como experiencia vivida y un ejemplo de lección de un maestro a su discípulo, juego y tragedia a la vez.