Dos jóvenes españoles se disponen a recorrer Europa en tren con un billete de InterRail. Parten con una mochila, algunos dólares y una libreta donde dejar constancia. Tampoco saben muy bien lo que van a encontrarse. En 1987, sin móviles ni euro, escriben postales y se ven obligados a cambiar de moneda en cada país que atraviesan.