¿Es realmente la amistad o un sentimiento más profundo lo que impulsa a Angélica, una joven bibliotecaria madrileña, a acompañar a Sicilia al veterano poeta Abel Santaolalla? Cierto es que, al comienzo del viaje, el protagonista percibe la presencia de la muchacha como una verdadera intrusión, pero esa inicial tirantez va dando paso a unos jugosos diálogos donde afloran los sueños, aversiones e infortunios de cada uno. La figura de Polifemo, el monstruoso cíclope de la Fábula de Góngora, surgirá aquí y allá como símbolo de las oscuras tendencias destructivas que duermen en todos nosotros Y al llegar a Taormina, última y bellísima etapa del recorrido, una inesperada revelación le permitirá a Angélica descubrir cuál es el verdadero motivo del viaje y hará de ella la depositaria de El cuaderno de Sicilia, el poemario que Santaolalla ha escrito durante esa visita a la isla italiana.