El comercio ha marcado el devenir de las civilizaciones, el auge y caída de los imperios desde siempre, de Sumer hasta el Imperio Americano. Y la ruta comercial más importante del mundo fue durante milenios la que unía, y une, oriente con occidente, desde China hasta Europa. Un punto crucial de esa ruta se encuentra en Siria, donde alcanza el Mediterráneo, y donde en el siglo primero de nuestra era se formó un verdadero crisol de todas las corrientes culturales del mundo entonces conocido: griega, mesopotámica, hindú, judía
Y?como fruto, nacieron infinidad de innovaciones técnicas, partiendo del cristal y hasta el simple jabón. Pero, sobre todo, allí fermentó una revolución cultural, de las ideas; una eclosión de nuevas corrientes filosóficas y religiosas que han llegado hasta nosotros en mil variantes, conformando el mundo actual.
Allí también, sin embargo, chocaban los intereses de los dos mayores imperios de la época, Partia y Roma, enfrentados en una lucha en ocasiones abierta, pero casi siempre soterrada, a la búsqueda de alianzas entre los pueblos de la región. Una guerra, por tanto, de espías, engaños, intereses y traiciones.
Tras el éxito de la primera novela de Enrique Santamaría, galardonada con el premio Hislibris al Mejor Autor Novel, y en esta su segunda entrega, Publio Vitelio Longo abandona las calles de Roma para situarse en el propio epicentro de este enfrentamiento ya que, por si no tuviera bastante con lidiar con partos, romanos, griegos, sirios y judíos, debe hacer frente a un nuevo profeta religioso que ha aparecido de pronto y conseguido destacar en esta tierra repleta de mensajeros de los dioses. Un profeta cuyas intenciones nadie tiene claras
De su mano, el lector se verá arrastrado hasta las calles de Roma y Siria en el siglo I, en medio de una intriga de espionaje, amor y traición que le dejará sin aliento, y en la que lo más difícil resultará dejar de leer.
