Un tributo al ladino, lengua de la infancia, familiar y remota, en la que resuenan los ecos del castellano renacentista de Cervantes.
Una novela fragmentaria, inclasificable, hecha de historias autónomas. Con una prosa que abreva de la herencia mexicana, búlgara y sefardí, reconstruye el milagro y el misterio de la memoria. Los diversos personajes que pueblan sus recuerdos, como una abuela furibunda y su hermana «libertina», salpican de humor, pero también de ternura y desgarro, las páginas de esta obra que entreteje sueño y vigilia.