Después de trece años de ausencia, Vicente Carvajal viaja a Colimba para asistir al entierro de su padre, notario y figura muy respetada en el pueblo. Durante su estancia deberá enfrentarse a los errores del pasado, una rémora que lo ha dañado por dentro y ha acabado sumiéndolo en una vida emocionalmente desnortada.
En Colimba se reencontrará con Marta, a quien abandonó para marcharse a Madrid. Con su amigo Román. Con Guadalupe, la segunda esposa de su padre. Con el recuerdo de su madre, fallecida cuando él tenía quince años. Y con la notaría, el mundo mágico de su infancia.
Con firme pulso narrativo y una estructura novelística hábilmente ensamblada, que combina cartas, transcripciones de últimas voluntades, recuerdos fragmentados y la narración en primera persona del protagonista, Juanjo Monrabal teje en Las últimas voluntades una historia familiar compleja, de sobria fortaleza estética, que nos habla con lucidez sobre las relaciones paternofiliales, sobre la precariedad de la vida, y sobre la onda expansiva, a menudo impredecible, de nuestros actos.