BERGOGLIO (PAPA FRANCISCO), JORGE
Romana presenta con la L.E.V. el título «Las obras de misericordia son el corazón de nuestra fe» que reúne las palabras del Papa Francisco acerca de las obras de misericordia corporales y espirituales, con ocasión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, convocado por el Santo Padre del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016.
Como afirma en el prólogo Mons. Marcello Semeraro, obispo de Albano y secretario del Consejo de Cardinales del Papa, la misericordia es la clave del pontificado del Papa Francisco. Se trata de «un principio arquitectónico en el magisterio del Papa Francisco».
En efecto, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2016 el Papa Francisco nos recuerda que «La misericordia es el corazón de Dios. Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos». Y se trata siempre de una misericordia operativa, siendo las obras su expresión necesaria: las obras de misericordia, que la tradición cristiana ha elaborado y clasificado como corporales y espirituales. Sin obras, la misericordia se desvanece, sin misericordia, las obras carecen de sentido.
En particular, esta obra, de 160 páginas, permite apreciar la belleza del mensaje del Santo Padre acerca de cada una de las catorce obras de misericordia, siete corporales y siete espirituales, desde el constante llamamiento a la acogida de los pobres que necesitan alimento, vestido y alojamiento; la atención y cuidado de los enfermos y la visita a los excluidos; el buen consejo y consuelo al que lo necesita; el soportar con paciencia los defectos del prójimo; hasta la importancia capital de la oración a Dios por vivos y difuntos.
El volumen cuenta con un prólogo de Mons. Marcello Semeraro, Secretario del Consejo de Cardenales del Papa Francisco y Obispo de Albano, y con las ilustraciones de las obras de misericordia manuscritas de Mons. Carlos Osoro Sierrrra, Arzobispo de Madrid.
Una obra capital del Papa Francisco sobre la misericordia, clave y piedra angular de su pontificado.
