Aquel sueño que tuve: yo flotaba en el espacio y podía ver la tierra, podía distinguir los océanos, las cordilleras y los continentes. Desde allí todo parecía en calma, brillaban las estrellas a lo lejos y los planetas seguían las revoluciones de sus órbitas. El universo parecía seguir metódicamente las leyes de Kepler. La pesadilla de Kepler, así como algunas de mis obras anteriores no fue previamente escrita para después ser desarrollada escénicamente, sino que más bien es el vestigio de un proceso inverso. Un largo período de trabajo con los actores, el equipo creativo y el equipo de producción fue desembocando en numerosas imágenes de gran fuerza plástica y teatral que demandaban un texto capaz de vertebrar todo el material escénico que se iba generando. (...) La obra hace, pues, un despliegue de todas las situaciones paradigmáticas del género -ciencia ficción-: holocaustos atómicos, glaciaciones postnucleares, luchas contra autoridades gigantes y contra monstruos submarinos, viajes a través del espacio...para reflexionar sobre temas fundamentales como las consecuencias de la guerra, el desarraigo del exilio, el amor, la soledad, la memoria, la supervivencia y la lucha contra lo desconocido."
Drama. 2 personajes. (1m. 1h.)
