Durante el transcurso de diez horas de un día de agosto en Asturias, el periodista en prácticas Elías Aguirre interroga al banquero Eusebio Escada acerca de su repentina retirada de la Banca española quince años atrás.
Solo que Elías no es un periodista en prácticas y Escada tiene más de un pecado oculto que se calla y que no guarda relación con su brillante trayectoria profesional en el Banco de inversiones Eolo en la década de los noventa.
Idus de agosto es, primordialmente, una reflexión sobre la naturaleza de las relaciones entre hermanos, el legítimo anhelo de trascender los orígenes humildes de sus dos protagonistas e infiernos supuestamente inconfesables de los que todos a nuestro alrededor saben ya, pero se callan. Escada y Aguirre son, a la postre, el diálogo que todo lector debe escuchar porque en la vida real hay muchas conversaciones trascendentes que uno se calla, por miedo y vergüenza.