La conquista de Toledo en la primavera de 1085, por las tropas del rey Alfonso VI, alarmó a los musulmanes de las taifas sarracenas, que buscaron auxilio del otro lado del mar. Un año más tarde, los poderosos ejércitos de los almorávides, dirigidos por el imponente Yusuf ibn Tasufin cruzaron el estrecho con la intención de recuperar la península y la ciudad de Tulaytulah, para el islam.
Fernando, desprovisto del honor que tuvo en otro tiempo (segunda parte), será redimido de su prisión para combatir al servicio del rey Alfonso VI. Su principal batalla será, sin embargo, recuperar a su familia, dispersa por la injusta condena que sufrió.
Para ello contará con la ayuda de su fieles amigos: el conde Ansúrez, Alvar Fáñez, y el poderoso caballero burgalés Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid.
