Pide un deseo al puchero trotón. Si eres generoso y sabes compartirlo, quizás se cumpla.
Cansado de que el rey se quede cada día con la leche de su vaca, el labrador decide venderla a cambio de un puchero. Cuando su mujer se entera, se enfada. Pero el puchero es mágico y cada día va al palacio del rey y regresa con algo en su interior pan, queso, joyas y monedas de oro que el labrador comparte con sus vecinos. Un día el rey se pone a «hacer sus necesidades» en él, el culo se le queda atascado y el puchero huye con el rey encima. Desde entonces todos viven contentos y felices.