La muerte del hermano de Daniel Mella en el verano de 2014, uno de los más tormentosos de los que se tienen noticia en Uruguay, marca el inicio de esta intensa novela en que el autor se adentra en el círculo familiar, en su propio yo. La escritura emerge como único remedio para romper con el territorio de los padres y alcanzar una mezcla de confesión y redención personal. «Los que se morían antes de tiempo eran siempre los más felices o los más talentosos», dice en el vano intento de entender por qué el rayo aquel cayó donde estaba su hermano y no, por ejemplo, donde él estaba. Mella tira de la memoria para explorar el vínculo que lo unía al hermano y el modo en que esa muerte afectará al resto de la familia. Las obsesiones y el pasado cobrarán presencia también, en una obra que el autor consigue que no resulte triste, sino absorbente.