Texto de valor literario y documental, más que autobiográfico, El diario de la dama Murasaki extrae su encanto de la fusión entre lo objetivo y lo subjetivo propio de la prosa femenina del esplendoroso periodo Heian, así como de su capacidad de evocación de un mundo -el de la corte imperial de entonces- que, por su propia lejanía en el tiempo y en el espacio, en la sensibilidad, en los comportamientos y en las actitudes, resulta tan sugerente y maravilloso como un reino de fantasía.
Traducción de Akiko Imoto y Carlos Rubio.