El crepúsculo de los ídolos, la caída de los dioses, el ocaso de las apariencias para Nietzsche, la tarea fundamental del filósofo es esta: devolver al hombre su derecho a la vida, a la existencia, demoliendo a martillazos los valores decadentes sobre los que se ha construido su civilización contranatura. Para Nietzsche, el gran error histórico de la humanidad es distinguir entre «apariencia» y «realidad». Cuando aceptamos que sólo hay un mundo, advertimos el error de vincular nuestros valores a otro mundo situado«más allá», que la religión ha utilizado para condicionar nuestra vida en el «más acá». Su filosofía vitalista es una respuesta a dos engaños: el platónico, para quien todo lo que hay en este mundo son sólo «sombras de realidades», y el religioso, para el que esta vida es sólo un «tránsito» hacia la verdaderamente importante.