Tres temas dominan las principales experiencias de Proust: la representación, la imaginación y la memoria involuntaria. No tiene sentido observar la realidad para describirla, ni describirla para restituirla. Por el contrario, solo podemos recuperarla sacándola de nuestro interior. Pero esta materia del arte aún debe ser transmutada para que se pueda reconocer su verdad. Y ese es el cometido de la literatura.