El aire está lleno de agua puede definirse como una novela sobre el abandono de un sueño, una novela sobre la precariedad laboral y familiar, un diario sobre la experiencia de la identidad, un juego de autoficción que surge cuando se han borrado las fronteras que distinguen el yo, el nosotros y los otros. Una novela que indaga en la confusión de la primera gran crisis económica y social de la España del siglo XXI, un relato confesional (de un librero arruinado y un amo de casa frustrado), un cuento sobre los cuidados y la familia, sobre sentirse parte de algo nuclear, algo que hace aguas pero que flota, que sobrevive, que salva. Esta historia comienza con el anuncio del cierre de una pequeña librería de pueblo y continúa con el diario de los últimos meses antes de echar el cierre. El fin de ese desclasado sueño, que siempre estuvo abocado al fracaso, será el inicio de la búsqueda de un lugar en el mundo, de un proyecto de familia y de unos frustrantes y alienantes avatares laborales.
Sobre esta indagación identitaria de clase, en su nueva novela Juan Miguel Contreras relata las contradicciones de esa precariedad normalizada que trajo la crisis del 2008 hasta enraizar con el presente, los sinsentidos de la vida, la enfermedad y los abrazos que sostienen día a día, todo ello de una forma fluida y suelta, sumergiéndonos de pleno en una atmósfera repleta de confesiones y perplejidades con el propósito de intentar hallar respuestas y explicaciones o, quizá, simplemente, con el propósito de salvarse gracias a la literatura.
