La crítica literaria es una actividad especulativa. Su solidez estriba en el buen gobierno de sus incertidumbres. Sus leyes no tienen la consistencia demostrativa de las ciencias, pero las tiene, y siendo aún aproximativas las ampara el rigor de la tradición literaria y de la clasicidad (incluida la contemporánea). Conceptos como coherencia y equilibrios internos, sentido, verosimilitud narrativa y verdad artística, entre otros, son operativos. Tal vez haya quienes crean conveniente que estos conceptos se apoyen en la psicología otros en la sociología, o en la filosofía o en la historia.