Cómetelo todo!, tiene que escuchar por enésima vez ante el plato de lentejas plantado delante de él en la mesa. De nada sirven sus negativas: '¡No me gusta! ¡No tengo hambre! ¡No puedo más!'. Pero esta vez decide hacerles caso y, literalmente, comérselo TODO.
A los peques les gusta tomar al pie de la letra a los mayores para llevarles la contraria o dejarlos en evidencia. Dejar volar la imaginación ante la inequívoca orden del '¡Cómetelo todo!' es una manera de abordar con humor e ironía esta fuente de eternos y repetidos conflictos.