Los sucesos se limitaban al viaje de unos pocos días que tres amigos hicieron por los pueblos de la comarca de Sahagún de Campos, en la provincia de León. La alegría de los excursionistas, la juventud, la amistad, el vino (y el primer hachís) provocaron que todo cobrase un relieve, que cada hecho fuera un paso en la embriaguez de lo real maravilloso, lo simbólico, la conciencia de una magia cotidiana y el mito. Un estado que se suponía extranjero (ante todo) y romántico.