José Mateos ha intentado ser torero y bajo la mirada atenta y divertida del maestro Antonio Ordoñez toreó su primera vaquilla a los 9 años. Probó también a ser futbolista, fue actor de cine en la adolescencia. Consiguió en su juventud hacer realidad su sueño infantil de ser mendigo y lo fue durante dos meses turbulentos, en la estación de trenes de Zaragoza y en el barrio viejo de Alicante. En vista de que en ninguna de estas profesiones encontró acomodo, estudió Filosofía Pura, pero vio que volverse loco tampoco era lo suyo. Así que se metió a escritor, que es ser todos y ser nadie a la vez, y en eso sigue hasta el momento. Como escritor ha publicado varios libros de poesía ( Una extraña ciudad, Días en claro, Canciones en la niebla) y otros en prosa (Soliloquios y adivinanzas y Rememorias).
Todos los ilustradores de este libro son niños de entre 4 y 6 años.
