Beirut en la década de 1970 es un paraíso. Las familias montan en las escaleras mecánicas y llenan sus carritos de la compra con comida importada y productos de lujo traídos de París y Nueva York. Lamia Zaidé, a los siete años, sueña con batidos de plátano, caramelos norteamericanos, viajes y con ir al cine de su barrio. Considerada por la elite el "París, Las Vegas o Mónaco de Oriente Medio", Beirut era en realidad un polvorín esperando a que saltara la chispa. El 13 de abril de 1975 Lamia y su familia volvían de una comida campestre cuando encontraron la ciudad en llamas. Volviendo la mirada a los díoas dorados de antes de la guerra y a los devastadores e inmediatos efectos que ésta acarreó, Bye Bye Babilonia pone en marcha una historia elegiaca y conmovediora desde la perspectiva de una niña entre los años 1975 y 1979: una narración en la que los íconos del consumo aparecen al lado de edificios ardiendo, escenas de violencia y nuevas armas resplandecientes y coloridas, pues la guerra era como el pop; un lamento por un hogar transformado por una locura destructiva a la vez que un inventario de su infancia: los objetos, detalles y fragmentos de recuerdos que se entrelazan para capturar la imposible realidad de la guerra. En parte libro de bocetos de un artista, en parte cuaderno de viajes y álbum familiar, Bye Bye Babilonia es una memoria única y un importante documento gráfico de una guerra terrible.