HINOJOSA, FRANCISCO / BARAJAS, RAFAEL
En la escuela lo esperaba una sorpresa. Sus compañeros, la maestra y el director habían descubierto el secreto con el que Amadís podía transformarse en un niño de dulce o en un niño de sal. Sus comoañeros despedían olores de jalea, chocolate, cocada, chicloso y cereza, mientras que la maestra y el director olían a chayote, puré de papa, carne molida, alcaparras y espárragos. Ese día, las clases se suspendieron porque unos a otros se empezaron a comer. Afortunadamente, Amadía no tenía nada de hambre